25 abril, 2009
el mundo.... según Juan


Buenas a todos,

no tengo muy claro por donde empezar pero vamos a intentarlo.

Me reuní con Tristanista y su familia a la una de la tarde "debajo del reloj" como dice él. Allí me anunció que había gestionado la presencia de un galáctico para la reunión y que tenía confirmada su presencia. Como Ramón Calderón. La sorpresa se la desmontó el hermano, que me comentó, sin ningún tipo de discreción, que el galáctico era Bixent. Y no sólo eso, también apuntó la conversión del genio valenciano desde la intelectualidad (gafas y camisas lisas) hasta el estilo grunge (camisa de cuadros con chapas y zapatillas de color rojo). Al poco rato de que se me comunicase esta noticia, apareció el Sr. Molins, como recién salido de ver a los Nirvana. Y así nos pusimos rumbo al restaurante, donde nos esperaba Mochu, una vez que el hermano anteriormente citado negociase con el Kut Cobain del Turia unos tickets para Mestalla.

De camino al local, nos llamó Bego (bueno, mejor dicho, llamó a Tristanista, más piedra angular que nunca recibiendo llamadas de unos y de otros). La chica andaba a escasos metros de nuestra localización por lo que decidimos esperarla debajo de una bandera de Italia y así todos juntos, reemprendimos la marcha hacia el restaurante italiano. De la aparición de Bego hay que decir que, aparte de que iba acompañada de su novio que resultó ser de Bilbao y madridista (a buenas horas llegaron los refuerzos blancos para Tristanista) , se presentó algo escasa de ropa echando pestes del calor madrileño mientras yo me protegía del frío con un par de jerseys.

Llegamos al local con algo de retraso y sospecho que Mochu ya había dado cuenta de más de una cerveza, porque la forma en que se despidió de los camareros cuando nos marchábamos fue del tipo de "amigos de toda la vida". Hechas las presentaciones de rigor una vez que aparecieron todos, empezaron las elucubraciones acerca de si vendría o no Petón. Berto, que había ejercido de contacto, afirmaba con su seriedad habitual que José venía fijo pero que "Petón...podía llamar por lo menos". Yo empecé con mis asociaciones con el oscuro mundo de las apuestas por Internet y fije la cuota de la asistencia de Petón en la comida a 4,25. Ni más ni menos. La de José la dejé en un algo más modesto, 1,65.

Antes de que terminasen los preliminares y de que mis pronósticos se viniesen abajo en un abrir y cerrar de ojos, se produjeron dos de los momentos más brillantes del día, ambos protagonizados por Ferruti. El primero fue cuando deseó la intervención de las organizaciones futbolísticas para que descendieran al Valencia a una categoría inferior por impagos a los jugadores. El segundo lo voy a poner a modo de verbatim: "El Madrid me produce indiferencia, como el Albacete". Sobran los palabras.

Pasamos al comedor y aquí aprovecho para meter una cuñita en favor del gran Daniele porque nuestro reservado era estupendo. Siguiendo mi costumbre de ponerme en ubicaciones desde las que pueda controlarlo todo como, por ejemplo, la última fila de clase o el último asiento del autobus, ocupé el extremo opuesto a la cabecera de la mesa, el cual quedó libre por si aparecía Petón. A mi derecha se sentó Gus (ya sabeis que tengo predilección por este tipo) y a mi izquierda Bego y su novio. También aquí hay que puntualizar algo sobre Bego. No había hecho otra cosa que sentarse cuando empezó a rascarse la nariz de manera compulsiva. Yo, algo preocupado, le pregunté que qué le sucedía y me salió con un alegato en favor de la brisa marina de la ría bilbaina y la sequedad de la atmósfera madrileña. Tremendo.

Seguimos. Nos acababan de servir unos entrantes y andaba el personal un poco mosca preguntándose qué era lo que había en el plato cuando apareció Petón, con aspecto de llevar toda la vida de vacaciones debido a su sensacional moreno. No tardó mucho Bixent en echarme en cara el asunto de las apuestas. "Morán, hemos pérdido dinero" me decía con sorna. Y en lo que nos abrazábamos con el maestro irrumpió en el salón José Núñez, algo más pálido y con pinta de acabar de salir de la máquina del tiempo y andar algo desubicado.

Una vez sentados todos a la mesa, llegó el turno de pedir y ahí sí que nos desmarcamos y le dejamos la responsibilidad de los platos para compartir a Ferruti, que por algo es padre. Para que quedé constancia voy a señalar que encargó cuatro primeros, dos de ellos ensaladas y los otros dos no sabría decir pero debían estar muy buenos porque apenás los probamos por mi zona (no todo iban a ser ventajas en esa localización) . Los segundos ya eran cosa de cada uno. Yo me pedí tortellini proscuitto y el camarero, que era de Palermo, alucinó con mi pronunciación.

Empezó la comida y empezaron las anécdotas de Petón. Todas ellas muy buenas. La más destacable, sin duda, la de "Petón Express". Tampoco estuvo mal la historia de Onésimo (recordemos, nombre tan poco marketiniano como Natalio) regateando y echando un vistazo a la grada porque su mujer no cuidaba bien del hijo de ambos. Me hacía gracia cuando se dirigía a Tristanista, así un poco recostado hacia delante, y le decía muy serio "Mira Tristán...". Simplemente magistral lo de Tristán. También fue gracioso Bixent, que pretendía llevarle la contraria en algunos puntos. Y mientras tanto, Ferruti tirando de estadísticas para demostrar que en TV3 hay una conspiración para darle poca cobertura al Espanyol y enseñando fotos de su hija diciendo "mira esta, que sale con un muñeco del Espanyol", así, como si fuese una casualidad.

El momento más bajo fue cuando se intentó politizar la comida con temas como el de Azaña, el discurso del 38, Primo de Rivera y la utilización de la palabra patria en todos los programas de EFTM. Este aspecto yo lo desconocía por completo y me recordó a esa leyenda que dice que en todos los capítulos de Seinfeld aparece Superman. Afortunadamente, Mochu simplificó las cosas explicando que él de pequeño oía la Cope y que no sabía que era de curas ni nada por el estilo. La escuchaba porque le gustaba y punto. Si siempre se actuase de esa manera nos iría a todos mucho mejor. Antes de cerrar este capítulo, no me puedo olvidar de como Petón repartía estopa cuando hablaba de César Vidal.

En lo que el camarero de Palermo le preguntaba a José si estaba buena su pizza y éste le contestaba diciéndole "se come así" sosteniendo con la mano una porción que estaba doblada a modo de sandwich, nos pedimos unas tartas de queso de postre y aprovechamos para analizar el hilo musical, sin lugar a dudas el elemento más descontextualizado de todos.

Así llegamos al momento de las fotos de grupo y las despedidas. Petón nos convocó a las dos de la tarde del día siguiente en el restaurante El Espejo y casi todos los presentes se comprometieron a estar allí a la hora convenida. A mí me sorprendió bastante este hecho ya que mi propuesta de comer el Asador por 55 pavos había sido acogida de muy mala gana y El Espejo no creo yo que sea mucho más barato. Tuvo también cierta gracia cuando Petón orientó a Marci utilizando como punto de referencia las cristaleras de su despacho. Por cierto, ¿qué pasó con esta reunión? ¿Tuvo lugar? Ya sabeís que me tocaba entrenar a los atléticos.

Una vez que se fueron Petón y José salimos en peregrinación por la zona centro de Madrid. No estaba claro si había que irse al campo del Rayo a o a tomar una cerveza a una terraza. Al final quedó todo en algo intermedio. Fuimos a la terraza y antes de sentarnos los rayistas nos abandonaron no sin antes ver como Berto se enfundaba una camiseta color naranja del Celta, obviamente. He de confesar que caminando por la Puerta del Sol en compañía de Lu confiaba en encontrarme con algún famoso ya que hay que recordar que cuando estuvo en Liverpool se dió de bruces con Xabi Alonso (la foto de ese momento la tengo a buen recaudo en el ordenador del curro). No hubo suerte pero no quise hacer manifiesta mi decepción.

Lo de la terrazita fue también sublime. Ferruti intentó politizar de nuevo la reunión ya que Bixent parecía seguirle el discurso. Sin embargo, al terminar nuestro amigo périco su perorata, el grunge de Valencia confesó no saber de lo que le estaban hablando. Sensacional. Y la cosa no acabó ahí. Ante las acusaciones de tener un acento excesivamente chulesco, casi de Carabanchel Alto, de donde la Avenida de los Poblados, el tipo salió diciendo que su acento era manchego y que el deje madrileño al hablar era una burda imitación de ese acento. Llegados a este punto consideré oportuno que no se alargase la cosa por más tiempo. Además Tristanista (o Tristán que diría Petón) tenía que irse a dormir porque a la mañana siguiente tenía que hacer la crónica de la carrera de fórmula 1.

Como punto final de la tarde me fui al local de ensayo en compañía de Ferruti. Aunque su parada era Alonso Martínez, siguió conmigo hasta Avenida de América. No sólo porque no quería ir a la comunión sino también, porque es de esas personas que puede estar hablando de fútbol horas. Como yo. Y la oportunidad no era como para dejarla escapar. Llegados a nuestro destino hubiese deseado no tener que ir a practicar con los Pop Robinson la clase de Zidane. Y también deseé (y deseo) con todas mis fuerzas que el Espanyol salve la categoría.

Por la noche más. Quería ver a Daniele, agradecerle su fenomenal trabajo con la organización de todo esto. Y de paso volver a ver a Gus, Berto y Marci. Me sorprendió verles de civiles, sin camisetas celestes. Como somos muy del rollo franquicias, terminamos en el Museo del Jamón comiendo una tortilla española bastante mala (para que engañarnos), croquetas de jamón sin jamón y un plato mixto de jamón (esta vez sí que había) y queso. Y siguiendo con el asunto del jamón, decir que cenamos rodeados de patas de jamón. Fue allí donde Berto nos confesó ser campeón de hacer tortillas. Surrelaista.

Cierro la crónica diciendo que el Atlético Club de Socios salió goleado por uno a cuatro en la mañana del domingo y que me quedo con las sabias palabras de Mochu, que me recomendó bajar un poco el ritmo de actividades en beneficio de mi salud.

Gracias a todos por estar ahí (me acuerdo también de los que no estuvieron, porque se echó de menos a mucha gente y yo, en especial a Yorke, que le tengo categorizado como leyenda de este invento) y por hacer que la historia de El Fútbol Tiene Música siga adelante. Y gracias a todos los que se desplazaron por el esfuerzo. De verdad, gracias. Se agradece y se os quiere.

Al hilo de lo que ha dicho Tristanista sobre que todos nostros tenemos algo que nos hace especiales y que en conjunto formamos un grupo excepcional, recupero una de mis respuestas en la entrevista que me hicisteís en el blog, y con eso ya me despido: "Me gustaría en un futuro tener la oportunidad de trabajar con todos estos personajes excepcionales que hemos ido citando a lo largo de la entrevista, en una empresa llamada EFTM. Nuestra actividad tendría que ver con el fútbol y la desarrollaríamos según nuestro particular enfoque del juego. Daría cualquier cosa por ello."

Saludos, forza Toro y YNWA.

326 Juan


PD A ver cuanto tardo en subir las dos fotos que eché. Se admiten apuestas. ¿Más o menos tiempo que el que tardé en subir los videos finales del programa especial de El Fútbol Tiene Música)
 
posteado desde Superga por Capullito de alelí a las 9:31 p. m. |


5 Comentarios:


  • a las 10:06 p. m., Anonymous Tristanista

    Menudo crackchondo este tio. Me partí varias veces con el relato. Grande Juanín!!

    que se repita cualquier día

     
  • a las 12:33 a. m., Blogger BERTOVT77

    Que grande todo!!

    Grande relato,
    Gran día

     
  • a las 12:43 a. m., Blogger BERTOVT77

    por cierto, Agulla, a ver como pones el enlace a YojuguéeneleCelta con los otros jeje

     
  • a las 10:46 a. m., Anonymous Ferruti

    Que grande el artículo de Juan. Y que gran día pasamos todos. Solo nos falló el Celta para que todo saliera perfecto.

    ¡Esto hay que repetirlo!

     
  • a las 7:29 p. m., Blogger Gustavo Agulla

    enorme Juan..
    ha sido un honor sentarme a tu lado en la mesa jaja